La familia propietaria del B&B ha resultado ser de lo más encantadora. Tras despedirnos de ellos hemos puesto rumbo a Trento, a la fábrica de la Woody Valley. Steffano, uno de los dueños se ha volcado con nosotros y ha dejado de trabajar para atendernos en todo lo que hemos necesitado. Tras ver como se fabrica el nuevo Tenax3 hemos puesto rumbo al pueblo de Lévico, en el que se encuentra el despegue de Vetriolo, en la Panarotta. Al llegar al pueblo preguntamos y un hombre nos dice que le sigamos, que nos mostrará la zona de aterrizaje. Un campo verde inmenso lleno de voladores, pero al ver las aproximaciones y los aterrizajes nos damos cuenta de que está muy turbulento. Preguntando nos dicen que está horrible, que han tenido un +11 y un -11 (m/s)…así que sin pensarlo vamos corriendo al despegue, montamos con prisa porque era tarde y ha sido despegar y pillar la primera térmica que nos ha subido hasta más de 2500 metros. Yo me quedé por esa altura y Lucio subió un poco más, pero pasando frío. Las vistas INCREÍBLES, dos lagos inmensos, montañas nevadas, enormes campos verdes, y sobre todo… térmicas por todas partes. Cuando decidimos aterrizar nos damos cuenta de lo malo que está, increíblemente turbulento (30 km/h de viento entre montañas no es nada bueno, sobre todo con esas térmicas). Tras una aproximación muy complicada aterrizo sin problema, y al poco rato Lucio. Esa noche quedaba cenar y dormir. Hablando de dormir, me tumbé en la cama con la ropa de vuelo un momento… y no me desperté hasta el día siguiente.
Hemos cumplido un sueño, volar en los Alpes, y aunque no era el mejor de los días, disfrutamos como enanos.
Hemos cumplido un sueño, volar en los Alpes, y aunque no era el mejor de los días, disfrutamos como enanos.